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Wednesday, December 04, 2024

ԱԼԻՍԻԱ ԿԻՐԱԿՈՍԵԱՆ: անվերնագիր

Թէկուզ յիշողութիւնս ցնդի,
արիւնս յիշելու է պատմութիւնը ցեղիս ,
ուր մահերը հին յարութիւն են առնում
նոյնիսկ ժպիտներում:

Անհնարին է սրբել երգերի ընկղմած նոթան ,
թռիչքների ժանգոտած շղթան,
եւ ամէն ծածանուող դրօշակի վրայ
ծակերն անթիւ բարբարոս թնդանօթի:

Դառն յիշողութեամբ թրջուած
հօրս աչքերի մէջ ցոլանում են
նուաստացումի ճամբաներով
աքսորի քարաւաններն անվերջ:

Ու գնում եմ նրա հետ
դէպի կոտրուած մանկութիւն լսելու համար
անմեղութեան լացը խոր :

Եւ արեանս գնդիկների վրայ
դրոշմուած ցաւն այս ժառանգուելու է
սերնդից սերունդ ։
Իսկ եթէ մի օր ցնդեն գոյութեան
յիշողութիւնները բոլոր
ու միայն ումիայն մնայ

հայ մի կաթիլ արիւն
նա կրկնելու է – գիտեմ – թաքուն մի ձայնով

« Դեռ յիշում եմ ես
յիշում եմ...յիշում»:







 ԱԼԻՍԻԱ ԿԻՐԱԿՈՍԵԱՆ              (1936-2014)


Tuesday, December 03, 2024

ԱԼԻՍԻԱ ԿԻՐԱԿՈՍԵԱՆ: ՄԱՇՏՈՑ

Արթնացի՛ր երազ
ոտքի՛ ել
        լուռ թանգարանից
եւ շնչի՜ ր
        պատգամը տառերիդ :

Արարողութիւնը յստակ է ։
Նա հրամանն է
չպեղուած երկինքների
ուր Մաշտոցը
ձեռքը երկարած
        մեզ է յանձնում մի նոր լեզու։


Գրերը նոյնն են.
նրանց կեանքն է տարբեր :
Մագաղաթը նոյնն է.
կշիռն է փոխուել :


Ու մենք
– սերունդն ապագայի -
մարդկութեան մի տրոփ հազիւ
ծնունդ ենք առնում
մի ամպից աստուածային
ողջունելու համար
        մարգարէն
եւ դիպչելու համար
        ձեռքն այն
որ մեզ երկարելով գրեց
հնամեայ
բայց նորածին երազներով
                              կնքուած
պատգամը տառերի ։

Tuesday, May 04, 2021

“Amordazados”, el nuevo libro de poesías de Hagop Tabakian

04 de mayo de 2021




“Amordazados” es el nuevo libro de poesías de Hagop Tabakian. Y la belleza en la paradoja del título, cuando la poesía nos permite llegar hasta la libertad, predispone a una lectura sustancial. Ilustrado por el artista Sergio Tosunian, editado por ECUA (Ediciones Culturales Universitarias Argentinas) y prologado por la escritora Ana Arzoumanian, Amordazados es un compendio de versos que Tabakian bien supo enlazar tejiendo palabras en un telar de emociones, un poemario interrumpido por la misma palabra

Formado en Derecho y Director del Consejo Nacional Armenio de Sudamérica, el autor no es ajeno a la sensibilidad de la poesía. Porque la poesía no es apenas una corriente literaria más, es la que entendemos desde la razón, el dolor y la subjetividad. Y la belleza como composición lírica, claro. ¿Qué es lo que logra la poesía sino materializar ese pensamiento, ese sentir. La misma palabra poesía proviene del latín poēsis y esta a su vez del griego poíesis que significa hacer, ”materializar”. Y Tabakian lo consigue con una facilidad única. Quizá no sea la tradición lírica lo que vemos en “Amordazados” porque tampoco es su intención; sí el golpe directo, el dolor como conductor, una poesía más terrenal, menos abstracta (que son elevadas por las acertadas obras de Tosunian que acompañan las letras).




Dice Tabakian en “desaparecidos”:

Nunca nadie los vio,

iban y venían invisibles

sin brillo y solitarios

en un mundo lleno de excesos.

Un día el sol

se desplomó abatido sobre la tierra,

los sueños y la verdad oscurecieron

y por senderos que no conducen a ningún lado

me encontré caminando junto a ellos.


Con estos versos, se deja entrever una capacidad de acercamiento que trasciende límites, diremos, reales. Hay una suerte de maestría en el tono que subyuga en estos poemas escogidos para “Amordazados”.




Los mundos imaginados del autor no nos ajenos, son espacios que mientras algunos los traspasan más físicamente otros logran hacerlo fantasmalmente y son invisibles a los demás y los demás pueden ver a través de ellos.


Y como subraya Arzoumanian en su prólogo:

“La comunidad por el dolor

Vivir amordazada,

es entregarte a las fauces de las sombras

es desnaturalizar tu esencia

es sumergirte en el silencio

que presagia la muerte


escribe Tabakian en el último poema del libro, poema llamado ‘Amordazada’, poema que parecería que le da título al libro, pero no; su poemario lleva por título: Amordazados. Y allí radica el trabajo sensible del poeta, traducir lo singular a lo plural, pluralizar el adjetivo que se sustantiviza a lo largo de los versos”.


Así es como logra el autor dotar un discurso no necesariamente cotidiano pero sí que nos interpela cada día con un subtexto de insondables resonancias.


El narrador funciona en condiciones extraordinarias, hurga en la llaga y florece un profundo sentimiento de belleza que expresa a través del lenguaje, ¿Qué es el artista sin su obsesión? ¿Qué mejor que logra la belleza estética de esa obsesión? (“En días modernos/ sin poesía/nadie da tregua” dirá en un momento del libro.)


Un ejercicio literario que requiere de talento pide la poesía, y Tabakian se lo otorga.


Lala Toutonian
Periodista

Wednesday, August 05, 2020

Khatchik Derghoukassian: LEFTOVER

To the city of all the sorrows, to Beirut.


You walked away from the city
with no sorrow
deep enough
to burry
all the fallen gods.
Though you still remember
from time to time
someone you lost,
some unborn love,
or some hope they burned
in the streets of nowhere;
you learned also to live
and feel no pain
for the wasted time.
So now you know
that back there,
in that landscape of absolute madness
all the wars of the future were fought.
Life is but a leftover
of which no one really cares much.

Khatchik Derghoukassian

Sunday, September 16, 2018

Tuesday, January 31, 2017

Literary Quote for the month of January 2017


"Toute la question est d'avoir un lieu 
Où déposer son âme. Un paysage,
Quel qu'il soit, pour alimenter les rêves
Et voyager en fantaisies et en délires (…)
Un lieu qui te loge, qui t'amarre
Où tu puisses vivre, aimer, penser,
Un lieu où tu puisses créer ta liberté d'être".


Agustín Tavitian
Traduit par Azaduhí-Libertad Telecemian

Tuesday, September 13, 2016

Pablo Tenekedjian: LAS PRISIONES

LAS PRISIONES

I

Nada debe asfixiarse entre sus labios,
Ni el óxido aguado de las lunas,
Ni un estallido de claroscuros
Cuando los medios cautivan.

Aprisa,
No se apuren.
Traigan agua de los estambres y amantes insatisfechas,
Una extraña lactancia que invada los gineceos,
Muerte que desdoble sus costillas.

Despacio,
Más aprisa.
Cambian los rostros y nada cambia.
Un capullo de capa negra
Rompe la magia en artera distancia;
Y eso es,
Sólo,
Pétalos como excusa y agonía desdentada.


II

Y un fragor precipitado guillotina las miradas,
Y la amargura profana a diente suelto
Como el súbito fracaso embiste
En medio de la felicidad más propia
O sobre la cercanía de un rostro que nos miente.

No hay más.
La esperanza dura
Lo que en los ojos
Tiembla.
No se abrazan fulgores
Ni se apuesta en crisálidas,
Sólo se trabaja para arrullar un labio que se mueve en el limo
Y que columpia en sus voces a brutales gusanos.

Carne y carne.
Carne y miedo zozobrando por sus cuatros cuchillas,
Carne y carne amasada en inciertos,
Y hambre
En lecho de entrepiernas
Y en perfil de suspenso.


III

Nada. Aquí ni nadie,
Nadie.
Y más aun,
Dentro fuera como si todo
Eso mismo y nada,
Aquello en barracas de yemas inseguras
De niñas que dejan caer
¡cómo!,
Un amor de alcantarillas y de hoces mendigas.

Recomenzar.
Regresar y ser. Voltear.
Lo mismo y nada.

Pablo Tenekedjian nació en Argentina en 1974. Es Licenciado en Literatura por la Universidad de Chile y candidato a Magíster por la misma universidad. Ha publicado sus poemas en varias revistas literarias así como ensayos y artículos. Profesor universitario, ha dictado la Cátedra del Monográfico de "El Quijote" en la Universidad Diego Portales.

Thursday, April 11, 2013

20 poetas de Armenia (UBA)


El 22 de abril a las 19.30 horas en el Salón Azul de la Facultad de Derecho, UBA, 20 poetas de Armenia

La caída de la Unión Soviética, la Tercer República de Armenia, la guerra de Nagorno Karabagh.
La violencia, la melancolía, la rabia, la desintegración, el amor.

Por primera vez el Cáucaso Sur en Latinoamérica.

20 poetas de la Armenia de hoy traducidos al castellano.



Imágenes integradas 1

Sunday, January 27, 2013

AGUSTÍN TAVITIAN: La Palabra Invicta


Todo es cuestión de tener un lugar
donde depositar el alma. Un paisaje,
el que sea, para alimentar los sueños
y viajar con fantasías y delirios.
Un lugar. Aunque el frío te penetre
y la tristeza y el miedo te dobleguen.
Un lugar pobre o derruido, alejado, aislado, abandonado.
Un lugar que te aloje, que te ampare.
Donde vivas, pienses, ames.
El lugar donde creas tu libertad de ser.



Tout est question d'avoir à soi
Un endroit où mettre l'âme
Un paysage, un endroit qui donnerait à vivre aux rêves
Et permettrait de voyager dans le fantasme et le délire
Un lieu. Même si le froid
Te pénètre,
Que tu sois
Gelé de peur et de tristesse
Un lieu pauvre ou démoli,
Distant, isolé, perdu,
Un lieu qui t’accueille toi,
Qui te protège,
Un endroit où tu vis, tu penses et aimes
Cet endroit où tu composes ta liberté d’exister





Agustin Tavitian


adaptation du texte espagnol par Sylvie M. Miller

Wednesday, November 17, 2010

PRESENTACIÓN DEL LIBRO EL DEPÓSITO HUMANOUNA

PRESENTACIÓN DEL LIBRO

EL DEPÓSITO HUMANOUNA GEOGRAFÍA DE LA DESAPARICIÓN

de  Ana Arzoumanian

Acompañan a la autora

Perla Sneh
Khatchik Der Ghougassian
Carlos Brück
Coordinación: Pablo Vilar



SEMINARIO 1993 - 2010-07-24
EL RACISMO AL DIVÁN EN EL PAÍS DEL OLVIDO
Coordinación: VIRGINIA SOLANO – GABRIELA CAPACE

Actividad auspiciada por la
ASOCIACIÓN CULTURAL ARMENIA

SÁBADO 20 de noviembre | 18:00


ACTIVIDAD CON ENTRADA LIBRE Y GRATUITA

ESTA ACTIVIDAD SE REALIZARÁ EN LA SEDE DE
LA ASOCIACIÓN CULTURAL ARMENIA,
Armenia 1366 (Entre J. A. Cabrera y Cnel. Niceto Vega)


SE OTORGARÁN CERTIFICADOS DE ASISTENCIA. HORARIO DE ATENCIÓN DE 9:00 A 22:00


INFORMES EN LOS TELÉFONOS: 4822-4690 | 4823-4941 | 4821-2366. E-mail: fcpa@fcpa.org.ar
INSCRIPCIÓN EN: Pte J. E. URIBURU 1345 Piso 1° (y JUNCAL). CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES


AGREGUE A LA FUNDACIÓN CENTRO PSICOANALÍTICO ARGENTINO A SU LISTA DE CONTACTOS PARA ASEGURARSE DE RECIBIR NUESTROS CORREOS

Tuesday, August 03, 2010

Ana Arzoumanian: Lecturas en Bartolomeo

Click here to view a video of the author reading her work: 
http://www.youtube.com/watch?v=YjN-8K8HX4Y


En Nueva York no hay jazmines

Hay un barbero, un psíquico
y una tienda de zapatos
en la cuarenta y nueve.
Hay el vientre desnudo del cielo,
sus lunares abanderados.
Hay edificios con barcos y velas.
Desde la bañera veo los teatros
y los barcos y las velas
moviéndose,
y mostradores y tragaluces y puertas giratorias
que flotan en el agua;
se mueven.
Hay cristales que irradian su luz
como iglesias góticas.
Veo esa vibración desde mi bañera,
el aletear de los museos, de las cafeterías.
Toda Nueva York se mueve.
No es una caricia.
Son los animales de topacio y bronce
soltando sus músculos desde el aire.
Sus lenguas frenéticas
haciendo desaparecer
toda demora, avanzan.
En Nueva York no hay jazmines.
Tomó la punta del fusil y me midió.
Eso pensé cuando pensé en no volver.
Pensé, diría eso.
Diría que el fusil fue menos frío adentro,
Diría: Él tomó la punta del fusil y me midió
mientras yo bebía las velas de sus barcos.
En Nueva York no hay jazmines,
hay hombres.
Mostrame lo que me da más miedo,
me pide.
Para mostrarle lo que le da más miedo
tuvo que desaparecer toda demora en mí,
saturar un no volver
como morirme en la medida de un fusil.
No es una ciudad para vivir
me cuenta una vendedora
del barrio judío del negocio de kipás.
No es una ciudad para vivir;
para desaparecer.
La piedra rojiza
el granito rosa
la isla estrecha y alargada
rodeada de ríos,
los manteles a cuadros
rojos y blancos,
los templos budistas
y las sinagogas
y las iglesias
se mueven.
Más y más rápido
la velocidad
ahora es
agitación.
Buscás a una ahogada
en aguas negras,
ves cómo se degradan los tonos,
cómo me arrastro
hasta un sin fondo,
me arremolino.
Estás en una película.
me decían,
y yo pensaba
¿puedo todavía hablar de mí?
El cine hace del mundo
un relato:
yo un conjunto
de carteles
de imágenes
que se difunden se propagan
sin pérdida
sin resistencia,
chapotean
ondulan
en el agua.
En la tabaquería
los clientes fuman
cigarros abultados.
Un agua de una vereda de paseantes
bebiendo café
en vasos de cartones
parecidos a los plásticos
con los que tapan a los muertos.
Dejar de alistarnos como mercenarios,
devolver las palabras
al amparo del pubis.
Sostener con la mirada lo que vemos,
y no esta serie de postales
el océano de asientos
de terciopelo rojo
en la suma de monumentos
de teatros
de bastidores.
En el océano hay un navío
preso entre cristales
con pasajeros cantores,
náufragos devolviendo al mar
lo que es del mar.
Desde el cristal negro de los techos,
allí donde pasa el navío,
donde está preso, pero se mueve,
se puede adivinar
un pasado vegetal
jardines geométricos
de una ciudad radiante
con su movimiento de luz
de aire de césped.
Desde el cristal
se ve un navío, huyendo,
y ya no se sabe por dónde pasa.
Ahora nuestros propios rostros
sobre el cristal
se mueven.
Todas las historias
aparecen simultáneas.
No podemos recurrir
a esa táctica policial
de impedir el movimiento
del sospechoso.
Es Egipto que está migrando
en esta Nueva York sin jazmines.
Entro al Café Reggio.
Un hombre
sentado en una mesa
cercana a la  mía
me pide un sobre de azúcar
me dice, I’m turkish and you?
No es suficiente
quemar todos los archivos.
Los hechos se gastan,
los fantasmas inventan sus recuerdos.
¿Turkish, se escribe en mayúscula
o en  minúscula?
El pasado se oculta
detrás de la mirada
en lugar de disponerse
por delante.
Intermitencias de ver
tu vello
más adentro de mis ojos.
Un vello mojado
en lo húmedo del verde
¿You, se escribe en mayúscula
o en minúscula?
Un café italiano
en Greenwich Village,
la bohemia
de los Medici,
las pinturas de Caravaggio
en las paredes.
Me había cortado
las uñas
para no lastimarte
cuando mi caricia subiese
por tus nalgas.
Tu cuerpo ebrio
resistiéndose,
su antes
su después.
Lo que puede
tu cuerpo
en los ejércitos del mar,
saliéndose.
La fisura se ensancha,
nos introducimos
en una ceremonia,
un carnaval
donde desaparece
el cuerpo visible;
el pedazo de historia
que arrastra consigo.
Filmar la palabra
una lengua negra
que haga aparecer
un cuerpo nuevo.
Lo que vino después
de haber hablado.
Donde acaba la caricia
comienza mi cuello,
la presión de tus dedos
ahorcándome.
Es cuestión de tiempo,
una hora más.
Una hora más
para ver piedras
en lugar de montañas.
Ahora soy yo
la que se pone abajo.
Una marea baja
trae consigo
una cosmología de galaxias,
puntos, planos, un volumen
donde se fatiga el mundo
hasta hacerme sangrar.
Me persigno
como si fueras una iglesia
frotándome en tu mirada,
sobre los colores que ves
capas sobre capas
hasta llegar a  algún pasado.
La memoria
no son los recuerdos,
es una membrana
donde ahogar a los muertos.
I’m turkish and you
en una Nueva York sin jazmines.
A velocidades crecientes
se invierten los suburbios
los ghettos
los campos de concentración,
se prolongan
se precipitan.
Nunca hubo un pueblo aquí.
Un animal bizco
extravía sus ojos
cuanto más se acerca
a su presa.
El intercambio
entre la infinidad de pueblos
y yo
que estoy rota
en suburbios
en ghettos
en campos de concentración.
Yo bizca
extraviando mis ojos
Invento un pueblo
aquí.
Un ejército de mar
tus dedos
mojándome en las olas
un agua fría
en tus dedos de algas
sobre eso que se abre
en mí.
Un animal desesperado
aprieta la punta.
Las imágenes
de lo que he sido
se superponen
como alucinación.
Tu  vena espesa
debajo de mi lengua
la última gota
destilando
cuando aprieto.
Y tus dedos de algas
refrescando el agua
de mis mares.
Y la pregunta
en el carnaval de los cuerpos
I’m turkish and you?
buscando un rostro
en mis ojos extraviados
donde unos muertos
se ahogan.
Cambiemos los objetos
en el teatro
de operaciones,
ahí donde decían
nos equivocamos
en dejar gente viva,
donde se dice
no vendaban
los ojos de los fusilados;
capas mudas en trance
una ráfaga
de series de palabras
formando un atlas
cruzan la escena.
Matar la imagen.
Una catástrofe
es el desenlace desgraciado
de un poema;
cambiemos el final.
Me acariciás
esa línea que se hunde
en la espalda,
ese surco
en esta Nueva York sin jazmines.
Un barco volcado
la isla desierta
con sus peces agonizando
en el agua
faros que perforan
frenéticamente
la oscuridad con sus rayos.
Todos somos extranjeros aquí.
El desterrado cruza
el océano
llega hasta la sólida
agua del puerto.
La noche
es tan tibia
como el agua.

Saturday, April 25, 2009

Juan Yelanguezian: Madagh & Orphans of Armenia

These poems have appeared on the website Keghart.com -Ed.

Dr. Juan R. S. Yelanguezian K. P. is an Argentinian-Armenian composer, musicologist, author and plastic artist. In addition he has translated Dora Sakayan's Esmirna 1922: Entre Fuego, El Sable Y El Agua (El Diario Del Dr. Hatcherian), Montreal 2001. He is a third generation descendant of traditional families from Cilicia (Tarsos, Adana & Marash) and Thrace (Xanthi), His mother was born in Athens, and his father in Beirut. He has travelled extensively, educated in Argentina and Armenia. His works are much appreciated, and he has earned several awards both in his birthplace and elsewhere.

Keghart.com is pleased to present two of his poems (In Spanish and translated into English) from the Madagh cycle of his collection of poems Arian, Antología Poética, Buenos Aires, 1994.


Madagh
O Dar en sacrificio (Poema)

Inmóvil como una estatua clásica eterna su rostro de mármol,
de armoniosos rasgos, su cuerpo diminuto y sus finas manos.
En el epitafio del silencio de la vigilia, escucho su voz
que con su corazón son los únicos vestigios de su vida.
Un canto asoma a sus labios que han cantado tanto,
un cantejondo que llega de las vísceras, casi
Inexistentes
y el melisma de su voz atmosférica llena el espacio,
creando la arquitectura de su templo de sonido.

Mientras su pueblo muere luchando por la vida,
su inercia es la vida misma que lucha con su arte,
su única arma que jamás se venció,
aunque su sueño eterno penetra más y más
en las penumbras del Hades,
y la bruma esconda los delicados trazos
de su rostro único.

Y su pueblo sigue luchando
por obtener su libertad
como la libertad de su alma
en la Eternidad.

La libertad inmortal de su Patria
lo rebelan.

Y emite desde su lecho de cuerpo inerte
un susurrido gracias a mis oídos,
que acongoja mi espíritu que creyó ser valiente
y asoma la paz de su sueño que quiere ser eterno.

Como el sueño eterno de la vida de los hombres
que luchan por su dignidad,
aunque ardan en llamas o los consuma
el frío, el hambre y la sed.
Me acuesto junto a su cuerpo estático,
apoyo mi cabeza sobre su hombro
y le cuento mis sueños
que alguna vez fueron suyos,
le cuento del dolor que viví viendo caer a los jóvenes,
viejos jóvenes de ese anciano pueblo.
Le cuento de las montañas de su antiguo país,
le cuento de sus frutos, de sus aguas,
de los cielos alcanzados y apretados por el sol
de nuestras manos tan cercanas,
de los cuadros que hubiera pintado
y las canciones que le habría entregado;
musito las nanas con que él me acunaba
y le entrego mis ojos para que vea su país libre,
aún con la sangre que hoy derraman sus hermanos.

Y nos entregamos el amor que nos profesamos en silencio
como un sueño sutil perdido en el misterio de los misterios.
Me quedo dormido sobre su pecho consumido
y diviso su perfil de un solo trazo de cilicio antiguo,
guerrero tracio, atleta de Olimpia, rapsoda de Tarón.

Mi padre descansa su sueño preparando el Viaje
que dulcemente lo conducirá al Infinito de estrellas,
en un firmamento de candilejas y sonidos celestiales,
acompañándome siempre como a la distancia
de cada separación y cada retorno.

Mientras su patria sufre, pero se dignifica,
en un viaje paralelo mi padre alcanzará las estrellas
y su Patria será el nuevo Paraíso Terrenal.

Entona “Deseo ver a mi Kilikiá…”
y se acerca al terruño, a su cuna de puertas abiertas,
las puertas que para siempre se abrirán de su amada
Armenia.

Buenos Aires, 16 de mayo de 1993


Madagh
Or to give in sacrifice (Poem)

Still as an eternal classical statue his marble face,
of harmonious features, his diminute body and his slender hands
In the epitaph of the silence of the vigil, I hear his voice
that together with his heart are the only vestiges of his life.
A song rises to his lips that have sung so often,
a deep song that comes from viscera, almost
inexistent now
and the balm of his atmospheric voice fills the space,
building the architecture of its temple of sound.

Whilst his people have been dying fighting for their life,
his inertia is life itself battling with his art,
the only weapon of his that could never fail,
even though his eternal sleep may encroach more and more
upon the shadows of Hades,
and the mist hide the delicate features
of his unique face.

And his people continue to fight
to obtain their liberty
as does his soul for its liberty
in Eternity.

The immortal liberty of his Land
causes him to rebel.

And he emits from his inert body’s bed
a whispered thank you to my ears,
which wrenches my soul which I thought brave
and brings nearer the peace of his sleep which longs to be eternal.

Like the eternal sleep of the life of men
who battle for their dignity,
whether they burn in the heat of flames or are consumed
by cold, hunger and thirst.

I lie down next to his still body,
lean my head on his shoulder
and tell him my dreams
which once were his,
I tell him of the pain I went through watching the young people fall,
youths of old of that ancient people.
I tell him of the mountains of the country he came from,
tell him of its fruits, of its waters,
of the skies reached and embraced by the sun
of our hands now so near to each other,
of the pictures he would have painted
and the songs he would have given us;
I murmur the lullabies he used to rock me with
and I give him my eyes for him to see his country free,
even with the blood spilled today by brothers.

And we give each other the love that we have held for each other in silence
like a subtle dream lost in the mystery of mysteries.
I fall asleep on his consumed breast
and his profile in one trait of an ancient Cilician comes to me,
Tracian warrior, athlete from Olympia, rhapsody weaver of Taron.

My father rests his dream in preparation for the Voyage
that will gently bear him to the Infinity of the stars,
in a firmament of lamps and celestial sounds,
staying with me always as from the distance
of each separation and each return.

Whilst his land suffers, but becomes dignified,
in a parallel voyage my father will reach the stars
and his Homeland will be the new Earthly Paradise.

He hums “I yearn to see my Kilikia…”
and he nears his birthplace, his cradle of open doors,
the doors that will always open of his beloved
Armenia.

Buenos Aires, May 16th, 1993



Huérfanos de Armenia
Poema

I
Huérfanos de Adaná, huérfanos de los desiertos…
¿Acaso hoy ciudadanos que no conocen su nacionalidad?
¿u hombres que viven condenados al desarraigo?

Huérfanos de las montañas, música de los ancestros,
privilegio del mundo que arrastra las efímeras marcas.
¿Acaso un genocidio puede acabar con el alma
Armenia
En la crueldad de los hechos,
hechos transformados en leyenda por temor
al sufrimiento?

Huérfanos de tus vientos, tus piedras y tu cielo.
Nos ahogamos en la bruma azulínea de los recuerdos.

Huérfanos de tu diálogo nos despertamos al sol
y cantamos los himnos al nuevo día.
Misterio sutil no poseerte.
Vacío que nos arrastra en un espacio místico,
la ausencia de nuestros muertos.
En la oscuridad ya no oímos sus pasos,
ni sus voces nos llaman, ni sus ojos se encienden.
Nuestros huérfanos ancianos conservan en silencio
el horror de sus ruegos,
otros los llevaron en secreto hacia el confín de las
tinieblas.
Nosotros nos sumergimos en el encuentro sensible de
vernos mutilados
desgarro paradojal, sacrificio de miles,
ancestral vino de nuestro madagh incierto.
Lento sacrificio de un pueblo huérfano de su mutilado
suelo,
mutilado espíritu, mutilado eco.

Huérfanos de Sis, de Mush, de Van,
huérfanos de Sasún, de Kars, de Erzerum.
Oigan las voces, griten vuestro ruego
como el peregrino se acerca al encuentro.

(Me adhiero a la penumbra del silencio de la vieja casa
que mi abuelo leventara con sus propias manos,
manos mutiladas, huérfanos de Tarso.
Me agobia el musitar cansado del silencio.
Silencio que murmura gritos de otro tiempo,
y acaso me despliego hacia la algidez y lo abrazo
porque pudo crear con su semilla un mundo nuevo
detrás del infierno).

II
Huérfanos de los misterios de nuestros padres
de ver crecer lejanamente el hogar patrio.
Huérfanos de incertidumbres y vital encuentro.
(Amor; ni hecho, ni palabra).
Huérfanos de amor, cotidaneidad de desarraigo
terrenal,
¿acaso ha sido un sacrificio natural
el que llevó a nuestro pueblo a prodigar un futuro vital
entregando sus vidas en el exilio?

Huérfanos de Marras, ¿acaso la brisa tañe aún las
cuerdas
de tu violín, y tus melodías no se ahogan en el
letánico misterio?
(Tendrán que atarme y ensordecerme, al mástil más
alto
de mi vida, para no oír y acercarme al sortilegio de
tus cantos).

Huérfanos de Der el Zor, me persiguen esas voces
como encuentros compartidos del dolor
y se acercan como cuentos
de una historia que no deseamos vivir.
Y se acercan como filos de sables destrozando cuerpos,
sólo sonidos de sables como un juego arrítmico de
masacre,
que perfila murmullos metálicos en la inmensidad
atmosférica
del sórdidamente bello paisaje.

¡Huérfanos! no detonaron los estruendos
sino la muerte ahogada en el silencio,
como se pudre un órgano en un cuerpo
y en apariencia se sigue viviendo.

Huérfanos de destierros,
familias desintegradas perdidas en el infortunio,
niños que no conocieron el destino de sus hermanos,
mujeres que no se entregaron y se casaron con la
muerte,
ojos de Masís que no saben que son armenios.

Huérfanos.
Misterio insondable de la vida
que exige un sacrificio tal para que un pueblo viva.

(El campesino al que se le atravesó los Evangelios
que llevaba junto al corazón
y cayó en el surco que él mismo cavó.
La daga reluciente que filoso
asesinó a la madre del amigo.
La casa en llamas, las huídas nocturnas,
el incendio del puerto de Esmirna
y solamente la nada del silencio
sobre los crepusculares cuerpos
y sólo el silencio).

Huérfanos aún despertamos y oramos
en nuestra íntima oración,
entonamos himnos agradeciendo la luz del alba
y nos desayunamos con el trabajo y el credo.
Entrelazamos nuestras sangres
para que nazca el esperado hijo
y le entregamos nuestro púdico afecto,
nuestros mitos, nuestros ruegos.
Y no sólo nuestras letras,
también nuestras nanas acunando viejos sueños.

Nuestra alegría es antigua como nuestros versos.
Nuestro dolor es antiguo como nuestros cantos.
Invocamos el fulgor de nuestro espacio abierto.

Huérfanos, Sí, de nuestro suelo
¿Acaso músicos misteriosos del exilio?
¿Acaso portadores de nuestro espíritu de cereal
que germina en el universo?
¿Acaso una espiga de esperanzas no nos sostiene
sabiendo que las aves llegan si anunciarse?

Del ciclo V “Madagh”, del libro “Arian, Atología Poética” de Juan R. S. Yelanguezian.
Publicado en Buenos Aires en 1994. I.S.B.N.: Nº 950-43-5577-3
Buenos Aires, 9 de marzo de 1985



Orphans of Armenia
Epical Rhapsody

I
Orphans of Adaná, orphans of the deserts…
Today mayhap citizens that know not their nationality?
or men that live condemned to rootlessness?

Orphans of the mountains, music of ancestors,
privilege of a world that trails ephemeral signs.
Mayhap a genocide can obliterate the Armenian soul
in the cruelty of the facts
facts turned legend for fear of suffering?

Orphans of your winds, your stones and your sky.
We drown in the bluelined haze of memories.

Orphaned of your dialogue we wake to the sun
and sing the hymns to the new day.

Subtle mystery not to own you.
Void that drags us in a mystic space,
the absence of our dead.
In the darkness we no longer hear their steps,
neither do their voices call us, nor their eyes light up.
Our orphaned elders keep silent
the horror of their pleas,
others carried them in secret to the ends of
the darkness
We submerge ourselves in the sensitive encounter of
seeing ourselves mutilated
paradoxic ripping, sacrifice of thousands,
ancestral wine of our uncertain madagh.
Slow sacrifice of a people orphaned from their mutilated
soil,
mutilated spirit, mutilated echo.

Orphans from Sis, Mush, Van,
orphans from Sasún, Kars, Erzerum.
Hear the voices, shout your plea
as the pilgrim nears the meeting.



(I adhere to the gloom of the silence of the old house
that my grandfather built with his own hands,
mutilated hands, orphaned at Tarso.
I am oppressed by the murmur of screams from another time
mayhap I will lean toward the climax and embrace it
because it managed to create with its seed a new world
behind the hell).


II
Orphaned from the mysteries of our parents
from watching the faraway growth of the ancestral home.
Orphans of uncertainties and vital encounter.
(Love; neither made, nor spoken).
Orphans of love, daily earthly
rootlessness,
has it perhaps been a natural sacrifice
that has led our people to lavish a living future
by donating their lives in exile?

Orphans of Marash, does the breeze still play
the strings
of your violin, and do not your melodies drown
in a litany of mystery?
(I would have to be tied and made deaf, to the
tallest mast
of my life, for me not to hear and draw near to the sortilege
of your songs).

Orphans of Der el Zor, those voices pursue me
as shared encounters of pain
and draw near as tales
of a history we had no wish to live.
And they draw near like the sharp edge of sables slashing
bodies,
just the swish of sables like an arrhythmic game of
massacre,
that shape metallic murmurs in the atmospheric immensity
of the sordidly beautiful landscape.


Orphans! the blasts have not detonated
but death smothered in the silence,
as an organ of the body rots
and in appearance one continues to live.

Orphaned by banishments,
disintegrated families lost in misfortune,
children that never knew the destiny of their siblings,
women who never gave themselves up and married
death,
eyes from Masís that are not aware they are Armenian.

Orphans.
Unfathomable mystery of a life
that demands such a sacrifice in order that a people live.

(The peasant whose heart was pierced through the Gospels
he clutched to his breast
and who fell into the furrow he dug himself.
The glinting dagger that sharp
murdered the mother of a friend.
The home in flames, the nightly fleeing,
the port of Smyrna set afire
and only the void of the silence
over the twilight bodies
sole silence).

Orphans we still wake up and pray
in our intimate prayer,
we intone hymns thanking for the light of dawn
and we breakfast on work and creed.
We interlace our blood
so that the longed for son will be born
and we give him our subdued affection,
our myths, our prayers.
And not only our letters,
also our lullabies rocking old dreams.

Our joy is as ancient as our verses.
Our pain is as ancient as our songs.
We invoke the brightness of our open spaces.

Orphans, yes, from our soil
Mayhap mysterious musicians of exile?
Mayhap carriers of our spirit of cereal
that germinates in the universe?
Does not a sheaf of hope sustain us
in the knowledge that the birds
arrive without announcing themselves?

Buenos Aires, 1985